Zidane se movía con la prestancia de un torero. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en https://fraserekli217681.blogoscience.com/45114611/cómo-afectó-el-cabezazo-de-zidane-al-fútbol-francés